Coles de Bruselas: Cultivo y propiedades
Las coles de Bruselas es una verdura más típica del otoño e invierno que del verano aunque también puede darse bien si se trasplanta apenas empieza la primavera, antes de que lleguen los calores fuertes.
Hay variedades de sabor dulce y colores verdes o morados.
Su nombre se debe a la ciudad de donde es originaria.
Cultivo de las coles de Bruselas
Las coles de Bruselas es una especie muy rústica, ya que soporta muy bien el frío y las heladas aunque no tanto el riego excesivo y el suelo con poco drenaje.
La principal causa de fracaso es un suelo infértil y suelto.
El terreno debe ser compacto y estar humidificado.
Si despuntamos la yema terminal de la planta para impedir que siga creciendo, obtendremos una cosecha más abundante y temprana.
Su cosecha se obtiene entre 90 a 150 días después de la siembra.
Se dice que es una variedad temprana si se cosecha antes de los 150 días o bien, tardía si pasan más de 180 días.
Propiedades de las coles de Bruselas
Posee un alto contenido en antioxidantes lo que la convierte en una fuente de la juventud, siendo recomendada para mantenerse sano y joven.
Además, es muy recomendada su ingestión para prevenir el cáncer.
Consejos para cocinarla
Un consejo al momento de lavarlas es echar un chorrito de vinagre en un recipiente con agua y dejarlas reposar unos 15 minutos.
Este tipo de lavado de inmersión es conveniente cuando es un tipo de hortaliza, como las coles, difícil de limpiar.
Como posee capas, los pequeños insectos pueden meterse dentro sin que los veamos, y si bien al cocinar acabaríamos con ellos, no resulta agradable verlos flotando en el agua de la cocción.
Al igual que la pasta, las coles de bruselas necesitan estar «al dente», o sea, cocidas en su punto justo, ni duras ni pasadas. Por lo general, 10 minutos en agua hirviendo bastan, aunque también se pueden hacer al vapor.
En ambos casos, a los 7-10 minutos desde que empieza la cocción pinchamos con un tenedor para comprobarlo.
Una vez cocidas, las podemos acompañar con una bechamel. También con un sofrito de ajo, cebolla o, para los carnívoros, con panceta o bacon.
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