Balada triste de Poinsettia
Hola, me llamo Poinsettia, aunque ese no es el nombre que prefiero de todos los que el ser humano me ha puesto a lo largo de los años. Enseguida comprenderás por qué.
Mi nombre más técnico es Euphorbia pulcherrima y soy originaria de México. Concretamente de los bosques tropicales de baja latitud.
En el Siglo XIV era muy apreciada por los aztecas, que me recolectaban y me llevaban en caravanas a las ciudades, dónde no podía crecer debido al clima.
En aquella época me llamaban cuetlaxochitl, y me usaban medicinalmente por mi savia, que es espesa y blanca, y por mis brácteas, que son esas hojas rojas, rosas o verdosas que me dan mi característico aspecto. Con ellas elaboraban tintes.
Hay muchas leyendas sobre mi y sobre los aztecas. El nombre cuetlaxochitl significa «flor que se marchita». Pero no me lo pusieron por «blanda», que es la fama que tengo ahora. Sino por que no podían cultivarme en las montañas, como ya he contado. Los sacerdotes aztecas me contemplaban antes de iniciar alguna ceremonia. También era el símbolo de la nueva vida alcanzada por los guerreros muertos en la batalla.
Mi introducción en Estados Unidos
Joel Roberts Poinsett, primer embajador de los Estados Unidos de América en México, fue quien me introdujo en 1825 en su país. Se trataba de un notable aficionado a las plantas, que quedó fascinado por mi belleza. Y así comencé, de su mano, mi expansión por el mundo.
En los años 30 del Siglo XIX mi popularidad en aquel país era notable. Se me conocía entonces como «planta mexicana de fuego». Tras la muerte de Poinsett, en 1851, fui renombrada como Poinsettia en su honor.
¿Por qué en Navidad?
Hay varias leyendas que me relacionan con mi uso en Navidad. Y todas son notablemente hermosas. Así que no voy a desmentir ninguna, sino que voy a contároslas.
Se cuenta que en el Siglo XVI una niña humilde no tenía nada de valor para regalarle a Cristo. Pero en cambio sí que tenía una firme determinación de regalarle algo hermoso. Recogió entonces unas «malas hierbas» que crecían al borde de un camino, y cuando las entregó en ofrenda al Señor, éstas se transformaron en una hermosa planta verde y roja. Desde entonces luzco el nombre de «Flor de la Noche Buena».
Otra leyenda asegura que los monjes franciscanos comenzaron a utilizarme ya por el Siglo XVII en sus celebraciones de Navidad. Quizás porque les venía muy bien que mis brácteas adquirieran sus colores llamativos en esta época en el hemisferio norte.
Tampoco es descartable que la forma de mis brácteas, que es estrellada, tuviese algo que ver con mi uso navideño, por aquello de la estrella de Belén. Además, mi color, mayoritariamente rojo, podría representar la sangre de Cristo.
Sea como fuere, lo cierto es que hoy en día mi uso está ampliamente extendido en Navidad. Y mis nombres, pues tengo muchos y variados, casi siempre me relacionan con ella.
Poinsettia es uno de mis tantos nombres
Se me conoce en todo el mundo por infinidad de vocablos: flor de Navidad, pastora, corona del Inca, flor del Inca, pascuero, nochebuena, flor de pascua, estrella federal o Poinsettia.
Como ves muchos de mis nombres tienen que ver con la Navidad.
Otros, como estrella federal, que es usado en Argentina, hacen referencia al color rojo del Partido Federal y a mi forma de estrella.
En países tan dispares como España, Bulgaria, Estados Unidos, México, Argentina… soy frecuentemente cultivada para adornar estas épocas del año.
Quizás ahora entiendas por qué decía que Poinsettia no era mi nombre preferido. Tengo tantos y tan bonitos!!!
Los malos tiempos de mi especie
En los últimos tiempos mi especie ha sufrido un considerable deterioro en su imagen. Nombrar hoy en día una Flor de Pascua para cualquiera es sinónimo de «planta que no dura nada en casa». Mi uso está inevitablemente ligado a las estaciones frías, que es cuando más luzco. Pero el frío excesivo no es mi medio natural.
Soy subtropical, no me gusta demasiado bajar de ciertas temperaturas.
Pero la cosa ha ido a peor en los últimos años con mi introducción en los grandes almacenes y en el mercado comercial. Los productores de plantas, que deberían ser los que más cuidados me procuraran, han entrado en el juego de los precios. Ahora se me produce bajo plástico, en una maceta mucho más pequeña de lo que sería deseable para mi supervivencia, para abaratar costes. También usan conmigo muchos productos químicos para que mi crecimiento sea veloz.
Se me introduce en un plástico, que probablemente no abandonaré hasta que llegue a mi nueva casa de acogida. Quizás pase semanas encerrada en él.
Muchos kilómetros andados
Si tengo suerte cuando me carguen en los camiones hará buen tiempo. Pero en muchos casos hará frío, y además me llevarán a tierras en las que hará todavía más frío. Ya te he dicho que odio el frío.
En el peor de los casos lloverá, o habrá mucha humedad. Esto además se sumará a mi respiración, en la que expelo vapor de agua de forma natural.
Tener un plástico que me encierra, con humedad en mis hojas y brácteas y con fuertes cambios de temperatura no es una buena idea.
Esta humedad no tardará en dar lugar a algún hongo que comenzará a pudrir mis hojas. Cuando una planta tiene un hongo hay que retirar la parte afectada para que no se contagie y facilitar la ventilación. Pero yo seguiré encerrada por días en mi cárcel de plástico.
Llegando a mi nuevo hogar
La gente no tiene la culpa. ¿Cómo iban a saber ellos que cuando me compraron ya estaba herida de muerte? ¿Cómo iban a saber que adquiriendo una planta barata de supermercado no hacían más que fomentar este mercado que nos maltrata?
La consecuencia era lógica.
Hoy en día se asocia a las Poinsettias con plantas débiles que están ahí para durar poco más de unos días.
Y la población luce con orgullo la medalla de poder hacer sobrevivir a una de mi especie durante unos pocos meses más.
Para que nosotras, las hermosas flores de pascua, podamos lucir en vuestras casas por muchos meses y adornar las navidades sin perder nuestras hojas en pocos días os pedimos un favor: Compradnos en sitios especializados. Acudid a los viveros y floristerías. Huid de aquellos que nos mantienen en nuestras prisiones de plástico durante días y más días sin compasión.
Sólo en los viveros te contarán que odio las corrientes de aire. Sólo los expertos saben que deberías regarme con agua templada. Que no debes sacarme a la calle si hace mucho frío. Y sólo ellos te dirán que me alejes de fuentes de calor y que elimines las hojas estropeadas para que no contagien a otras.
Hagamos entre todos una Navidad hermosa para los seres humanos y para las Poinsettias.
Artículo escrito por Diego Sáez Díaz
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Si quieres puedes leer otro artículo más sobre la Poinsettia:
«La planta más navideña: La Flor de Pascua o Estrella Federal«
escrito por Tania Santos de Flores y Jardines.
Me ha gustado el post. Lo tuiteo. Felicidades.
Gracias Pepe, Felicidades a ti también!!
me encantó su relato y muy conmovedora su historia gracias
Gracias a ti y me alegra mucho que te haya gustado 😊